lunes, 6 de octubre de 2008

Miguel Brieva: Sin dinero ya no hay rock’n’roll

El remolino saturado y agotador que supuso la oferta de Eutopía me hizo imposible atender de la manera adecuada todas las propuestas que se incluyeron en el programa. De entre todos mis pecados (por omisión, porque de palabra y obra anduve sobrado) destaco como mortal la ausencia en mis columnas de la exposición de Miguel Brieva, aunque afortunadamente (el dios de la cultura, quienquiera que sea, aprieta pero no ahoga) todavía es posible disfrutarla (sólo hasta el día 10, en el Albergue Juvenil, y con un horario de visita bastante estricto: de 12:00 a 14:00 y de 18:30 a 21:30, pero no sean perezosos: merecerá las penas).
Como le decían los vecinos del pueblo de Amanece que no es poco a su alcalde: “Todos somos contingentes pero tú eres necesario”. Así es la voz de Miguel Brieva: el grito necesario de un enfermo, de un enfermo de lucidez y honestidad, de un enfermo apuñalado por la ataraxia social y moral de nuestros días. Nada mejor para contrastar la utopía que un escupitajo de realidad. Nada más eficaz para desinflar el confort hinchado de nuestro tiempo que el pinchazo doloroso de la luz de sus viñetas. En una de ellas, la madre de un bebé responde a las expectativas que sobre el niño arrojan los familiares que lo rodean con esta clarividente sentencia: “Con toda seguridad, y con algo de suerte, será sencillamente imbécil…”
Los pasos de Brieva pisan las huellas de Crumb y escuchan el eco de El Roto. Resulta que para recorrer esta autopista inútil que es la vida hay que pagar un peaje que siempre parece caro y antipático. Instalados en lo analgésico, el precio por entender este chiringuito es azaroso, injusto, ambiguo e individual, y su valor acaba residiendo únicamente en el lugar que nos señala: Esta exposición no es la meta más amable, pero en cambio ningún puerto compensará tanto el esfuerzo.
—“A veces eres demasiado críptico, Gabriel. ¿Qué quieres decir con todo esto?”
—“Pues que vayáis a ver la exposición de Brieva, hombre, por favor, que vayáis”.

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