David Bowie, Lila Downs, Chano Domínguez, Buena Vista Social Club, Lou Reed y, por supuesto, mamá Martirio, son algunos de los amigos que aparecen en la página de MySpace de Son de la Frontera. Si nos definimos por nuestras amistades, no cabe duda de que esta gente disfruta de las mejores compañías. Se puede ser serio transmitiendo alegría. Se puede ser honesto sin renunciar a ser valiente. Y ellos lo son. También se puede ser mártir siendo simpático. Y se puede ser Chico cuando se es tan grande.
Eutopía nos regala una de las propuestas más emocionantes dentro del panorama del nuevo flamenco. Afortunadamente, aquí hay muy poco flamenco fresquito y mucha pasión, dulce rigor y un buen puñao de arte. Hace unos meses escuché a Kiko Veneno preguntándose si él tendría algo de culpa en la eclosión de Melendis y similares, pero estoy convencido de que el maestro no se avergüenza de discípulos como Chico Ocaña.
Antes, en varios puntos emblemáticos de la ciudad, el teatro abre sus ventanas para que entre el aire fresco y recupera una de sus funciones esenciales: estar cerca de los ciudadanos, resultar directo, ser popular. La eficacia de lo simple, en el mejor sentido de la palabra. La Caja del Agua y Eduardo Chivite rescatan la esencia y actualizan la tradición para regalarnos quince piezas que abordan temas tan universales y cercanos como el amor, la muerte, el sexo o la política. Un reto para los autores, y una bendita prueba de fuego para los directores, escenógrafos, actores y actrices.
Esta noche los escenarios parecen dispuestos a traspasar fronteras y a poner dinamita en las aduanas de la cultura. Que así sea.
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