viernes, 17 de octubre de 2008

Autopía. Eutopía. Episodio Ocho: ¿Ana Rosa Bunbury?

Un concierto de Enrique Bunbury es una garantía. Siempre hay excelentes músicos, buenas canciones y actitud de artista. No se arruga frente a públicos hostiles con sus gestos y consignas antifascistas. Por razones como éstas y por algunas declaraciones valientes, Bunbury comenzó a interesarme. Por eso y, por supuesto, por canciones tan deliciosas como las que encerraba su álbum Pequeño.

Por desgracia, el concierto de esta noche viene inevitablemente salpicado por la polémica sobre la apropiación de varios versos y reflexiones de Pedro Casariego Córdoba (un poeta notable, no muy popular, que se suicidó en 1993, a los 37 años). Entre otras cosas, Bunbury se ha quedado con el verso que definió la actitud vital de Casariego y aún hoy lo identifica: “Soy el hombre delgado que no flaqueará jamás”. Lo ha usado como título del primer single de su nuevo disco, Helville de Luxe, en el que incluye otras perlas del mismo autor.

Lo peor es que Bunbury ha calificado de “chorradas” las reclamaciones de la familia del agraviado, con el argumento de que el acto creativo es una suma de influencias y referencias. Así es, pero cuando la influencia transcribe literalmente frases e ideas ajenas puede estar a un paso del plagio. El respeto y la admiración se generan a partir del hallazgo de algún verso, así que es de ley saber quién es su verdadero autor.

Hubiese sido muy fácil reseñar estas referencias, y no haría falta un libro para explicarlas, como ha señalado su manager: bastaría con indicar, tras cada verso, de quién es. Porque anotar una frase ajena en tu cuaderno no la convierte en tu frase.

Bunbury ha demostrado que sabe hacer cálidos homenajes y fantásticas versiones. No entiendo por qué ha usado recursos propios de Lucía Etxebarría o Ana Rosa Quintana, famosas maestras del timo de la intertextualidad y de echar las culpas al torpe del “negro”.

A pesar de todo, esta noche iré al concierto. Espero que sople el viento a favor (verso original de Bunbury: El viento a favor. 1999).

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