sábado, 25 de octubre de 2008

Autopía: Eutopía: Crónicas cercanas (IV): Amaral y Lori Meyers, por Marta Jiménez

ROJO Y NEGRO

AMARAL
PMD Vistalegre
Jueves 26


No faltaron ni los Alcántara. Mientras el matrimonio setentero de la pequeña pantalla aparecía en su capítulo correspondiente de Cuéntame la noche del jueves, también lo hacían en las gigantes pantallas del Vistalegre. La culpa fue de Amaral. Sonaba El universo sobre mí con decorado de imágenes de los 60 y 70, y ahí encajaron Antonio y Merche junto a los payasos de la tele, Massiel y hasta Arias Navarro, en uno de los pocos trucos extramusicales que el dúo se permitió en su espectáculo en Córdoba. Algo que hizo pensar sobre si ellos no serían una especie de Alcántaras del presente, al caer bien y ser icono de una inmensa clase media.

En fin, con el pabellón hasta la bandera, un sonido más aceptable que en otras ocasiones en este espacio y un montaje tan sofisticado y solvente como el propio grupo, Amaral volvió a la ciudad con el tatuaje de Gato Negro-Dragón rojo en la piel, los colores predominantes de la noche, más un rosario de éxitos y números uno que volaban como proyectiles por la cancha. Dispararon con el primer tema de su último Cd, Kamikaze, todo un mantra del dúo: “porque estas ansias de vivir no caben en una canción porque no importa el porvenir, creímos en el rock and roll. Por eso estamos aquí, equivocados o no”.

Ella con vestido minifaldero negro, máscara de gato y botín de aguja; él con su inseparable gorrito y manga larga, a pesar del horno que era Vistalegre, ambos en medio de un escenario sorprendente: cóncavo y muy estético.

Eva, que se define insegura y tímida, supo transformar ambas debilidades en plena energía. Posee poderío en la voz, toca la armónica y cualquier percusión que se le cruce, salta a la par que el público, da calorcito y es tan ultraprofesional como Juan. Él dejó de ser mudito por una noche y cantó en el bis Es sólo una canción, con guiño a The Clash incluido.

Antes, el público ya había coreado casi todos los singles: Cómo hablar, Toda la noche en la calle o Resurrección. Tras casi dos horas y media de energético concierto, los de la jornada de ocho a tres comenzaban a bostezar y a mirar el reloj. Al principio habían tocado los granadinos Lori Meyer, dando buena cuenta de por qué son ya algo más que una revelación. Y para revelación, la que tuvo Amaral en Córdoba al conocer a Bob Dylan hace cuatro años. Por eso no había quien les echara del escenario.

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