sábado, 11 de octubre de 2008

Autopía. Eutopía. Episodio tres: Facto es la excepción

Conozco pocos casos que provoquen respuestas tan viscerales como Facto Delafé y Las Flores Azules. Algunos los odian. Otros los amamos. Algunos los menosprecian. Otros aplaudimos su ausencia de prejuicios, su empacho romántico, sus invencibles ganas de vivir.

A mi edad, y a mis kilos, salto y lloro en sus conciertos, pero conozco a gente de intachable criterio que no los traga ni pa’ Dios. Será que en nuestros días lo provocador es amar. Tal vez mi fascinación brota del impacto que me produjo reconocer que se podía partir del hip hop (uno de los géneros musicales que menos me interesa) para obtener resultados indiscutiblemente pop. De pop brillante. De pop gigante. Pero es no sólo del rap vive Facto. Marc Barrachina dispone de un arsenal de referencias y recursos (desde un sampler de The Flaming Lips a esas líneas de piano que hermanan a Burt Bacharach con Erik Satie), y los desliza con elegancia y puntería entre los parlamentos domésticos de Óscar D'Aniello. Además, está Helena, Helena Miquel, un rayo de luz. Y con Helena todo es más fácil, con ella todo es mejor. El barrio es más hermoso desde que apareció. Helena derrocha encanto, dulzura, caricias y aromas, tiene el don de iluminar la atmósfera y hacer latir el corazón cada vez que canta, cada vez que habla, cada vez que baila, cada vez que sonríe… La vida sobre ruedas, al fin. La vida en bicicleta.

Cuando escuché su primer álbum, sólo aprecié tres o cuatro buenas canciones. Se lo comenté a Juan Clemente (el hombre que más sabe de música del mundo), y él me dijo: “¿Te parece poco?”. Una respuesta ejemplar, magistral, demoledora. Con el segundo disco la excelencia supera la media docena. Un menú exquisito perfectamente integrado en el arrebatador planteamiento de sus directos. Si alguien duda de disfrutar de este regalo (el concierto es gratis, pero en absoluto gratuito) puede decidirse viendo sus videos, disponibles en Youtube.

No es fácil conseguir que el buen rollo recupere su sentido, tan prostituido, tan devaluado. Facto Delafé lo logran sin despeinarse, pedaleando. Esto no se para.

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