Lo que de Lorca dijo Pemán
Los libros de la Biblioteca Básica Salvat están editados en 1.970 y cuando los abres parece que las letras se caen de las páginas. Entre sus frases habitan ácaros emigrados de los vecinos libros británicos, y hasta el polvo que se escapa al cerrarlos tiene un inconfundible acento extranjero.
Al final fue Yann Tiersen el elegido. Anna lo escogió de los cuatro palos musicales que le ofrecí como si fuesen un puñado de naipes. Las composiciones del francés nos acompañaron en este desayuno en el que esta curiosa mujer me vaticinó catastróficas consecuencias de la crisis del petróleo y de la política norteamericana y me desaconsejó cualquier tipo de inversión, especialmente la que pensaba hacer para convertir mi parcela salmantina en una casa rural (La Casa Tranquila).
Al final, anoche, mientras las letras de los viejos libros caían sobre las sábanas, dediqué más tiempo a Pemán que a Melville o a Galbraith (un poco de herejía nunca viene mal). Creo que era la primera vez que leía a este autor, y me sorprendió que la primera impresión me remitiera inmediatamente a Trapiello y a Umbral (más sorprendidos estarían ellos, sin duda). Después observé mi mano, y admití que mi piel ya se ha convertido en algo parecido a la zarpa de un cocodrilo.
La Casa Tranquila no es ya un hecho inminente. Demasiados papeleos retrasan y ponen en duda su ejecución. Tiré ayer el día haciendo números sobre reformas, muebles, otros gastos, ingresos y beneficios. Hoy lo he pasado enredado en las posibilidades de mis sessiones de tarde, ese proyecto que, bajo el nombre de dgt, llevaré este otoño en algún local de Córdoba o Madrid o en ambas ciudades.
“Creo que no va a ser para nadie una novedad el decir que -¡todavía!- la muerte de Federico García Lorca, el gran poeta granadino, es uno de los cargos que más vulgarmente se utilizan contra España en toda la América de habla española”. (Pemán, José María: Signo y viento de la hora. Libro RTV 84. Biblioteca Básica Salvat.Alianza Editorial. Navarra, 1970. P. 163).
Dgt significa Discos con Gusto a Té, o discos de gabriel tranquilo. La idea consiste en programar canciones tranquilas de pop británico a partir de las cinco en punto de la tarde. Tranquilo no significa, en absoluto, easy-listening ni ambient ni mucho menos chill out.
“También es cierto que, a pesar del continuo y polémico manejo del tópico, va abriéndose ya camino la sencilla verdad de que la muerte del poeta fue un episodio vil y desgraciado, totalmente ajeno a toda responsabilidad e iniciativa oficial…”. (Pemán, José María: op.cit. P. 163).
Otro nombre podría ser dj café (o dj coffee), lo que ampliaría las opciones de las sesiones a tantas como tipos de café hay. Así, café au lait (de Gainsbourg a Tierssen), capuccino (de Lucio Dalla a Franco Battiato), americano (todo el neocountry y americana), irlandés (Van Morrisson, sobre todos), sólo (soul, nu-jazz), con hielo (Björk, Sigur Ros y otros esquimales), con pastas (remixes), sucedáneo o achicoria (covers). Etcétera. La música británica entraría los días que sustituyésemos el café por el té.
“Pero, de cualquier modo, el nombre y el espíritu de García Lorca se lo sigue encontrando en su camino, en pretendida función de obstáculo, el escritor español que va ahora a América. Y a mí, a cambio de lo que tiene de injusto e irritante, me consuela el hecho por lo que tiene de certificación del hondo influjo de la poesía. Al cabo, mejor es que le arguyan a uno con un poeta, que no con nebulosas y aburridas razones constitucionales, económicas y políticas. No debe ser cosa tan deleznable la poesía cuando los políticos y gobernantes vivos, con toda la fuerza a la espalda de un Estado, tienen que lidiar todavía con los poetas muertos. Aparte de otras cosas, lo que la España actual encuentra interceptando en América su camino es una promoción de “caballitos verdes”, “espadas de lirios” y “costureros de raso”. Porque eso es lo definitivamente bonito: que García Lorca no fue nunca un poeta de ideas, de entonación civil y social. Cantó con angustia interminable la pena y la luna. Pero, en manos de un poeta, bastan la luna y la pena, por lo visto, para oponerse a un régimen. Victor Hugo necesitó decir cosas más claras y duras para ser el poeta de los revolucionarios franceses”. (Pemán, José María: op.cit.. P. 163).
Mientras espero los masajes de Angelines, leo las primeras páginas de Doctor Pasavento (siempre confundo el título y leo Doctor Sotavento) en la sala de espera. Espero que una curiosidad natural lleve a la fisioterapeuta a interesarse por mi lectura, pero paso los cuarenta minutos imaginando la respuesta que le daría a su inexistente pregunta. Cabeza abajo, mientras rescato para mis oídos What a wonderful world y Hotel California entre un sinfín de canciones necias, constato que la chica alterna zuecos y chanclas.
“(…) el “lorquismo” ha podido, al socaire de la política, envenenar de una gitanería no digerida a honestos poetas de Valladolid, Lugo, México o Bogotá. (…) Que un “caballito” sea “verde”, es sólo legítimo cuando, por un espontáneo “daltonismo” de la imaginación, nació verde, sin querer, el caballito. Cuando se le pinta de verde intencionadamente se hace el payaso”. (Pemán, José María: op. cit. P. 164).
“Este escritor” (a una chica como Angelines, o a cualquier persona, en realidad, no se le puede decir “este autor”) “trata mucho de los escritores que no escriben, de los escritores que un día dejaron de escribir. Suele referirse a la desaparición de la literatura… la desaparición del escritor, la ausencia… Por ejemplo, explica que cuando no pasa nada, en realidad, está pasando algo. Son muchas más las cosas que no pasan que las que sí pasan. Por mucho que hablemos siempre habrá muchas más cosas de las que no hablemos…”
“Esa es –según él explicaba- la diferencia entre tener Musa, como Garcilaso, o “duende”, como él”. (Pemán, op. cit. Pp. 164, 165).
Ya en casa, antes de bajar a cenar con Anna, compruebo que el desodorante para pies Scholl es un eficaz matamosquitos.
Béjar, 23 de septiembre de 2005
Los libros de la Biblioteca Básica Salvat están editados en 1.970 y cuando los abres parece que las letras se caen de las páginas. Entre sus frases habitan ácaros emigrados de los vecinos libros británicos, y hasta el polvo que se escapa al cerrarlos tiene un inconfundible acento extranjero.
Al final fue Yann Tiersen el elegido. Anna lo escogió de los cuatro palos musicales que le ofrecí como si fuesen un puñado de naipes. Las composiciones del francés nos acompañaron en este desayuno en el que esta curiosa mujer me vaticinó catastróficas consecuencias de la crisis del petróleo y de la política norteamericana y me desaconsejó cualquier tipo de inversión, especialmente la que pensaba hacer para convertir mi parcela salmantina en una casa rural (La Casa Tranquila).
Al final, anoche, mientras las letras de los viejos libros caían sobre las sábanas, dediqué más tiempo a Pemán que a Melville o a Galbraith (un poco de herejía nunca viene mal). Creo que era la primera vez que leía a este autor, y me sorprendió que la primera impresión me remitiera inmediatamente a Trapiello y a Umbral (más sorprendidos estarían ellos, sin duda). Después observé mi mano, y admití que mi piel ya se ha convertido en algo parecido a la zarpa de un cocodrilo.
La Casa Tranquila no es ya un hecho inminente. Demasiados papeleos retrasan y ponen en duda su ejecución. Tiré ayer el día haciendo números sobre reformas, muebles, otros gastos, ingresos y beneficios. Hoy lo he pasado enredado en las posibilidades de mis sessiones de tarde, ese proyecto que, bajo el nombre de dgt, llevaré este otoño en algún local de Córdoba o Madrid o en ambas ciudades.
“Creo que no va a ser para nadie una novedad el decir que -¡todavía!- la muerte de Federico García Lorca, el gran poeta granadino, es uno de los cargos que más vulgarmente se utilizan contra España en toda la América de habla española”. (Pemán, José María: Signo y viento de la hora. Libro RTV 84. Biblioteca Básica Salvat.Alianza Editorial. Navarra, 1970. P. 163).
Dgt significa Discos con Gusto a Té, o discos de gabriel tranquilo. La idea consiste en programar canciones tranquilas de pop británico a partir de las cinco en punto de la tarde. Tranquilo no significa, en absoluto, easy-listening ni ambient ni mucho menos chill out.
“También es cierto que, a pesar del continuo y polémico manejo del tópico, va abriéndose ya camino la sencilla verdad de que la muerte del poeta fue un episodio vil y desgraciado, totalmente ajeno a toda responsabilidad e iniciativa oficial…”. (Pemán, José María: op.cit. P. 163).
Otro nombre podría ser dj café (o dj coffee), lo que ampliaría las opciones de las sesiones a tantas como tipos de café hay. Así, café au lait (de Gainsbourg a Tierssen), capuccino (de Lucio Dalla a Franco Battiato), americano (todo el neocountry y americana), irlandés (Van Morrisson, sobre todos), sólo (soul, nu-jazz), con hielo (Björk, Sigur Ros y otros esquimales), con pastas (remixes), sucedáneo o achicoria (covers). Etcétera. La música británica entraría los días que sustituyésemos el café por el té.
“Pero, de cualquier modo, el nombre y el espíritu de García Lorca se lo sigue encontrando en su camino, en pretendida función de obstáculo, el escritor español que va ahora a América. Y a mí, a cambio de lo que tiene de injusto e irritante, me consuela el hecho por lo que tiene de certificación del hondo influjo de la poesía. Al cabo, mejor es que le arguyan a uno con un poeta, que no con nebulosas y aburridas razones constitucionales, económicas y políticas. No debe ser cosa tan deleznable la poesía cuando los políticos y gobernantes vivos, con toda la fuerza a la espalda de un Estado, tienen que lidiar todavía con los poetas muertos. Aparte de otras cosas, lo que la España actual encuentra interceptando en América su camino es una promoción de “caballitos verdes”, “espadas de lirios” y “costureros de raso”. Porque eso es lo definitivamente bonito: que García Lorca no fue nunca un poeta de ideas, de entonación civil y social. Cantó con angustia interminable la pena y la luna. Pero, en manos de un poeta, bastan la luna y la pena, por lo visto, para oponerse a un régimen. Victor Hugo necesitó decir cosas más claras y duras para ser el poeta de los revolucionarios franceses”. (Pemán, José María: op.cit.. P. 163).
Mientras espero los masajes de Angelines, leo las primeras páginas de Doctor Pasavento (siempre confundo el título y leo Doctor Sotavento) en la sala de espera. Espero que una curiosidad natural lleve a la fisioterapeuta a interesarse por mi lectura, pero paso los cuarenta minutos imaginando la respuesta que le daría a su inexistente pregunta. Cabeza abajo, mientras rescato para mis oídos What a wonderful world y Hotel California entre un sinfín de canciones necias, constato que la chica alterna zuecos y chanclas.
“(…) el “lorquismo” ha podido, al socaire de la política, envenenar de una gitanería no digerida a honestos poetas de Valladolid, Lugo, México o Bogotá. (…) Que un “caballito” sea “verde”, es sólo legítimo cuando, por un espontáneo “daltonismo” de la imaginación, nació verde, sin querer, el caballito. Cuando se le pinta de verde intencionadamente se hace el payaso”. (Pemán, José María: op. cit. P. 164).
“Este escritor” (a una chica como Angelines, o a cualquier persona, en realidad, no se le puede decir “este autor”) “trata mucho de los escritores que no escriben, de los escritores que un día dejaron de escribir. Suele referirse a la desaparición de la literatura… la desaparición del escritor, la ausencia… Por ejemplo, explica que cuando no pasa nada, en realidad, está pasando algo. Son muchas más las cosas que no pasan que las que sí pasan. Por mucho que hablemos siempre habrá muchas más cosas de las que no hablemos…”
“Esa es –según él explicaba- la diferencia entre tener Musa, como Garcilaso, o “duende”, como él”. (Pemán, op. cit. Pp. 164, 165).
Ya en casa, antes de bajar a cenar con Anna, compruebo que el desodorante para pies Scholl es un eficaz matamosquitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario