Hubiese bastado la intensidad de Si estaba loco por ti y la emoción de una generación perdida y expuesta en Un buen día para situar a este concierto entre los mejores de los últimos años y, sin duda, como el más pleno y hermoso de todos los que he presenciado de Los Planetas. Hubiese bastado, pero hubo mucho más. Para empezar, el riesgo y la osadía de enfrentarse a dos referentes históricos que se encuentran entre lo más interesante y fundamental de la música de este país en el siglo XX: La leyenda del tiempo, de Camarón de la Isla, y Omega, de Morente con Lagartija Nick. No importa que este "La leyenda del espacio" no alcance la trascendencia de los anteriores ni contenga su insuperable nivel creativo. No importa porque el reto artístico es enorme, y el trabajo sale muy dignamente de una dificilísima tarea. Su presentación en directo, en Madrid, fue impecable. Por fandangos, como en Ya no me asomo a la reja, por tientos como en El canto del bute, o por alegrías como en el primer single, Alegrías del incendio, Los Planetas resultaron colosales. Más de uno y más de dos aprenderemos por fin los palos flamencos gracias a una banda de pop-rock. Erik Jiménez está más enérgico que nunca, J canta mejor, si es que eso importa algo, Florent exprime las posibilidades de las guitarras sin compasión y con infinita exigencia, y Banin abandona los teclados para ayudar a construir el muro eléctrico con una tercera guitarra. Tras la presentación, el derroche de hits, con momentos indiscutibles como Segundo premio o Santos que yo te pinte. Todo un éxtasis eléctrico. Antes, como teloneros, mi primo Fernando y sus primas de Prin' Lalá derrocharon talento y pérfida inocencia, y con momentos impecables (Naves que dan vueltas a un balón, Con gotas de limón...) acapararon más interés y atención de los previsibles en una cita como ésta, en una sala como La Riviera, y a una hora como las tempranísimas ocho y media de la tarde.
domingo, 15 de abril de 2007
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