martes, 30 de septiembre de 2008

lunes, 29 de septiembre de 2008

Paul Newman. Marcado por la belleza (reprise)



Excelente Somebody Up There Likes Me, traducida como Marcado por el odio, el primer protagónico de Paul Newman, guapo hasta decir basta, incluso con la nariz rota. Además de la pequeña pero peligrosa Pier Angeli y del debut de Robert Loggia, en una escena se puede ver a un primerizo Steve McQueen en el papel de pandillero.

martes, 2 de septiembre de 2008

Pulp reality


I've got them in a cheap shirt

La cuarta. Tal vez la quinta, o quizá sólo la tercera vez que la he visto de principio a fin. Decir Pulp Fiction, para mí, es como decir Travolta. Cuando baila no puedo dejar de lamentar que lo acompañe la patosa de la Uma. Entonces, y también años después, en ese patético refrito de asilo que hicieron en una película cuyo nombre afortunadamente ya he olvidado. Negar el baile de Uma no implica reconocer otros muchos hallazgos de este fantástico entretenimiento: las caras de Willis, la brutal banda sonora, el insuperable papel de Keitel (ése que nunca supo entender mi amigo Jurdao). Ayer coloqué a Tarantino en un lugar secundario, pero muy noble. Es otra clase de nobleza la que me obliga a reconocer sus méritos.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Más sabe el diablo por viejo


Todos hablaremos de vosotros cuando hayáis muerto

Tanto tiempo después, al fin, una película.
Sentado junto a una Carmen Posadas crujiente e infantiloide ("¿pero por qué lo mata?" se preguntaba en voz alta cuando el personaje magistralmente interpretado por Philip Seymour Hoffman dispara contra su patético clon) no dejo de emocionarme un solo segundo mientras asisto a la demostración sobrada del poderío de un genio. Lumet: 83 años, media docena de obras maestras.
Antes que el diablo sepa que hemos muerto pone a Eastwood, Coppola y Tarantino en su sitio: detrás de Sidney Lumet. Cada escena se resuelve por encima de las mejores expectativas. Ethan Hawke se reivindica tanto como Tom Cruise en Magnolia, Albert Finney se convierte en un clásico, Marisa Tomei resuelve con sensibilidad y sensualidad el papel menos agradecido de esta historia. Y Hoffman demuestra que es, posiblemente, el mejor actor de su generación.