lunes, 14 de julio de 2008

Lo que queda de un mes


Space Oditties

Del 13 de junio al 14 de julio... a bote pronto:
"No escuchaba una música tan buena desde los tiempos de La Luna", me piropeó una chica anónima la noche del estreno del Beach Club. La dimensión de tan gran noche, de tamaña ebriedad (son las cosas de la edad) justifica la ausencia durante un mes de estas páginas. Pero en ellas aparece el superficial vacío, se entierran momentos muy malos, emerge mi declarada bipolaridad y brotan docenas de recuerdos más o menos tangibles de mucha gente entrañable (a esas horas, en esas circunstancias, lo soy hasta yo). A partir de ahí, y hasta hoy, lo que pareció ser un mes vacío estuvo lleno de: desplazamientos (Córdoba-Madrid, Madrid-Córdoba, Córdoba-Sanlúcar de Barrameda, Sanlúcar-Conil, Conil-Córdoba, Córdoba-Madrid, Madrid-Santibáñez, Santibáñez-Madrid…), bandas sonoras (Nick Lowe, Najwajean, Portishead, Black Francis…), literaturas (la relectura de la sobria y clara Sin sangre, de Baricco, la decepcionante Mil Cretinos del gran Quim Monzó, la muy trapiella La escafandra, de José Carlos Llop, la aventurada Contactos Poéticos de Samuel Feijóo, la estimulante y a veces desternillante y otras tan preocupante y mimética No ficción, del abuelo Verdú, la simple pero enganchante La Lotería…), por supuesto (demasiada) televisión (la cada vez más obvia y vergonzante CSI, la todavía impactante La Noche de la Iguana, la pueril Click, la inquietante Last Night, la patochada eXistenZ, la decepcionante The Good Shepard, la gracia del gran Morón en ¿Por qué se frotan las patitas?…), tal vez sólo un concierto (Omega en La Riviera), infinitos sueños (nunca quise irme de ellos, por violentos que resultaron), el deporte (la estética, emocionante y triunfal Eurocopa, y el anexo virtual de centrocampismo.wordpress.com, y el titán Nadal en Wimbledon), los vicios de siempre, las perezas eternas, las deudas, los pagos, tres textos propios (vodevil para Entre Actos, Omega para kiliedro y alguno más…), caprichos salteados (mi remezcla de Se va el Avión) abandonos (Naturhouse, serenidad), presencias obligadas (ese cumpleaños 101 de la abuela), ausencias varias (Assilah, fiestas, recitales de poemas y sesiones de dj), proyectos entusiasmantes (la renewed Boronía), trashumancias domésticas (ese sofá me está mirando) y por supuesto todos los que siempre están… y una farola abollada…